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miércoles, 21 de enero de 2015
Nuestra amiga Cristina, del grupo femenino "POR TODAS y... a POR TODAS" nos ha hecho llegar esta maravillosa crónica de la experiencia en la "Farinato Race Gijón 2015" junto a algunos de los Xabalinos del equipo y que compartimos con todos vosotros. Nuestro agradecimiento para ella.
Un subidón de adrenalina. La ilusión, las ganas, el empuje
y, por qué no decirlo, un leve temor a resultar lesionados, se transformaron en
hora y veinte minutos. Sí, fue lo que tardamos en cubrir los cinco kilómetros y
veintipico obstáculos de la Farinato Race, disputada en Gijón el pasado 18 de
enero. No es un tiempo para estar orgullosos pero eso nos da igual. Disfrutamos
de una experiencia totalmente nueva que alguno ya sabe que va a repetir.
La idea sobrevoló una cena del grupo femenino de Avilés ‘Por
todas’. Más bien el concepto. Recuerdo bien que fue Nuria, una de las
benjaminas del grupo y posteriormente parte de la organización, la que lo
comentó. El vino no debía haber hecho efecto todavía porque el nombre no quedó
grabado en ninguna cabeza y la conversación apenas duró dos minutos.
Pero la Farinato Race no había caído en el olvido. Unos
atrevidos gijoneses, los Xixon Runners, se pusieron en contacto con Sonia
García Alles, entrenadora de a ‘Por todas’, para proponerle una participación
conjunta en la competición. No era condición indispensable formar equipos
mixtos a no ser que quisieras optar al premio algo que, por supuesto, nunca se
nos cruzó a ninguno por la cabeza. Somos conscientes de nuestras limitaciones.
Quizás la mayoría habíamos leído mal las bases. Lo cierto es que la propuesta
no pudo cuajar mejor.
Sonia se puso a reclutar –nunca mejor dichos- efectivos y
enseguida ‘engañó’ a ocho, una de las cuales se quedó por el camino por lesión
y otra que nunca había participado en ninguna carrera decidió que esta era la
mejor para estrenarse. Ahí. Con un par, Almudena.
Las mujeres nos tomamos muy en serio las cosas y azuzadas
por Sonia, que además de una gran motivadora, es una rígida teniente, nos
pusimos entrenar en el circuito espartano de Corvera mientras los tímidos Xixon
Runners se dejaban conocer poco a poco a través del grupo de Whattsapp creado
al efecto. No sé si ha quedado claro que no nos conocíamos personalmente. La
mayoría tampoco a los tres avilesinos que también venían, el marido de Sonia y
dos amigos. En total, quince personas en los equipos ‘Xabalinos’, ‘Folixa’ y
‘Los casi amigos’.
Por fin llega el gran día.
El sábado, casi todo los del grupo por separado nos
acercamos a conocer el circuito de Los Pericones. Probamos algunos obstáculos y
los superamos. Algunos hasta con solvencia. Fue una inyección de optimismo que
no sirvió para conciliar el sueño. La mayoría durmieron mal y todas nos
levantamos nerviosas. Miedo, ¿a qué? A la Farinato, ni más ni menos.
Llegamos, nos presentamos, nos pusimos cara y calentamos
motores en una cafetería. ¿Dónde si no? Alguna tomó una tila y los más chulos, se
doparon con chupitos. Los de Gijón. ¿Acaso lo dudabais? Las dudas y tensiones
comenzaron a disiparse casi tan rápido como la consumición que teníamos
delante. Tres, dos, uno. ¡En marcha hacia la línea de salida!
La hora y veinte restante fue una de las más divertidas que
muchos hemos viviendo haciendo deporte. ¿O será más acertado decir ‘haciendo el
cabra’? Todo bien pensado por la organización, primero te meten por zanjas de
barro y alambradas para que, bien embadurnado, subas escalares, saltes vallas,
cojas peso y vuelta a empezar.
Lo que en seco habíamos practicado con relativa soltura en mojado
se convirtió en impracticable. Menos mal que estaba el equipo. ¡Equipazo! Todos
íbamos a una. Sí, era el espíritu de la Farinato pero ya se sabe que en
estas pruebas unos van a competir, otros
a probarse a sí mismos y muchos a pasarlo bien. Que nosotros éramos de estos se
demostró desde un principio.
Todos echábamos una mano a quien podíamos aunque ellos, por
corpulencia, fueron los que echaron el resto. Gracias. No solo con nosotras,
las de su equipo, también con miembros de otros. Para los chicos lo más
complicado fue superar las vallas. Claro, ¿quién les empujaba a ellos? Para
nosotras, los pesos. Y lo más divertido, sí, somos malos, la valla
electrificada. Que te dé a ti un chispazo no tiene gracia pero si le pasa a
otro…
Y de repente, casi sin darnos cuenta y sin haber hecho
‘burpees’ (el castigo por no pasar una de las pruebas), habíamos pasado el
ecuador de la prueba y se acercaba el final. Izar unos pesos con polea, tocar
una campana tras ascender por una cuerda, la ‘piscina’ de hielo , marrón, el
salto a una hoguera con pocas llamas ya en la quinta tanda y cruzar la meta de
la mano de nuestros compañeros. Brazos en alto, sonrisas, jaleos y mucho
orgullo. Ahora sí podíamos gritar “¡Somos farinatos!”.