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- XIII QUEBRAPATES PEÑA MEA
Carrera celebrada el domingo 3 de septiembre. Organizada fabulosamente bien por el Grupo de Montaña Peña Mea, con salida en el polideportivo de La Pola-Llaviana, subida a El Picu Dubil, cumbre de Peña Mea y llegada al Ayuntamiento de la misma localidad.
32,3 km de distancia y un desnivel acumulado de más de 4.000m en un recorrido de lo más variado, guapo y entretenido. Totalmente recomendable.
Esta aventura de enfrentarse a la temida Quebrapates empieza en el momento en el que Berto, compañero de trabajo y de unos cuantos kms. por el monte, me dice que la mire y me apunte, que van a ir unos cuantos de su equipo, Langreo Trail Team, y que pinta muy guapa e interesante. Como no podía ser de otra manera en mi manera de actuar, primero me apunto y varias semanas después ya leo el reglamento, donde me hablan de cortes imposibles de pasar a causa de mi velocidad tractoril y un tiempo de cierre de carrera de 5:50 horas, algo impensable para mi viendo tiempos de la edición pasada, en la que Cefe, otro miembro de este equipín y que me saca en largas distancias mas hora y media, había hecho 5:11, por lo que me la planteo como “un entrenamiento exigente”, por llamarlo de alguna manera suave….
Llega el día y nos presentamos en Llaviana Berto y yo a las 7:00 para poder tomar el café previo a la carrera tranquilamente. A las 7:30 vamos a recoger el dorsal y vemos la lista de inscritos… 62 personas, sólo 3 chicas en mi categoría, lo que me anima a intentar pelear para acabarla y poder optar a podio, así que me mentalizo para sufrir e intento ponerme las pilas, aunque llevando casi una semana con antibiótico y el poco entrenamiento durante el verano, barrunta tormenta… y así fue mas o menos.
A las 8:30 suena la salida y arrancamos después de calentar un poco entre los nervios previos.
El recorrido empieza en llano por una recta que bordea el polideportivo, subimos un pequeño puente y empezamos a sufrir.
Es una ruta en subida constante, con pequeños repechos también en descenso, hasta coronar el Picu Dubil, donde está el famoso “furacu” por el que se conoce Peña Mea.
Todos estos sube y baja son los que hacen que las patuques sufran a tope, dando ese nombre tan alagüeño a la carrera.
Casi toda ella discurre por sendas, bosques con mucho barro que me propiciaron un par de caídas sin daños mayores y con muy poco asfalto.
Sigo el recorrido cansada, pero pensando todo el rato en los corte de tiempo, los cuales fueron inexistentes, imagino que debido a los pocos corredores inscritos, cosa que me facilitó lograr acabarla, ya que iba bastante justa de tiempo para casi todos, como era de esperar.
En el avituallamiento de la Campa Felguera, subiendo ya al pico, me comentan que hay bastantes retirados y que en breve me cogerá el corte y que me ayudará a ir mejor… Eso, mas que animarme, hace que apriete el culo y eche a volar para que no me pillase, imaginando que en cuanto me diese caza, me echaría de la carrera y ¡no me daba la gana! Así que empecé a subir todo lo mas rápido que pude y así y todo me alcanzaron poco antes de coronar, eso si, me dijeron que bien que les había costado alcanzarme jijijijij.
Enganchada a ellos, Tomás y Alonso, dos chicos del Peña Mea y David, un crío que no tendría mas de 12 años, fuimos tirando y tirando hasta alcanzar a otro chica, Meritxell, de Langreo Trail Team. Iba bastante fastidiada a causa de los calambres, pero no es de sorprender porque, según mi experiencia, en una carrera de esta magnitud, no puedes ir sin agua, comida ni bastones, pero es una opinión, ojo… así que ya éramos una mas en esta cola de carrera.
Coronamos en Peña Mea, con unas vistas impresionantes plasmadas por mi amigo Nasser, que nos hizo un poco de liebre y fotógrafo bajando hasta el siguiente avituallamiento, donde empezó mi cabeza a funcionar mal… porque si preguntas a alguien si queda mucho , no te pueden decir “¡ufff! ¡Prepárate, que te queda lo peor!”, eso tendría que estar penado…
Y con esa frase me quedé el resto de la carrera, solo me quedaban 17 kms…
Seguimos bajando por un tramo entretenido y largo, bastante técnico al principio y mas fácil al final y después de algún que otro repechín que ya mancaba, llegamos Tolivia, pueblo donde nos recibieron de domingo y con “campanaes”, básicamente porque era la hora de misa, pero así y todo fue “prestosu”.
Allí ya éramos uno mas, porque pillamos a un chico llamado Efrén, bajando de Peña Mea y que tuvo mucho que ver en que yo consiguiese acabar…
Seguimos el sube y baja y en la última subida, km 25, llegó mi muro… allí dije al cierre que me plantaba, que no podía ni quería seguir… pero no me lo permitieron. “Sólo” me quedaban 2km de subida y 6 de bajada, así que empecé a “rezar”, apreté el culo y ¡“p’alante”!
Esos últimos kms fueron agónicos e interminables, porque cuando la cabeza no va, las patas no funcionan, pero había que acabarla. Dejamos atrás al cierre con Merit y seguimos como pudimos Efrén y yo, caminando y corriendo como podíamos. El iba animándome a seguir y seguía a mi ritmo, cosa que agradecí y todavía lo hago, porque sin él me hubiese plantado.
Y volvimos a enfilar la recta hacia el polideportivo, pero, gracias a Dios o a la organización, nos desviaron medio km antes y nos metieron hacia el Ayuntamiento en un tramo de unos 100m que costaron mas que los casi 33km anteriores.
¡Y llegamos a meta!
Y según entrábamos ya me estaban reclamando para subir al podio porque, al haber conseguido acabarla, había quedado 3ª en mi categoría, Veteranas B, y aunque le diga a mi hijo que no me gustaría hacer podio porque no haya nadie más, esta vez me encantó, porque creo que realmente la sufrí como ninguna, ¡así que la doy por más que buena! ¡Para repetir el año que viene!
Para acabar, decir que es una carrera espectacular, organizada con mucho mimo hacia el corredor, bien marcada y avituallamientos suficientes y abundantes, voluntarios y cierre, de 11, por lo que merece la pena ir, de todas todas.
Y los ganadores absolutos fueron Miguel Ángel González Blanco, del Grupo de Montaña Picu Dubil y Eva María Braña Fernández, del Centro Asturiano de Uviéu.
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(c) Texto: Yolanda Ortega Rivas
(c) Fotos: Alberto García & Nasser