El día se presentaba muy lluvioso, cerrado por el orbayu y con ráfagas de viento, haciendo que el ambiente fuese el ideal para no salir de la cama o quedarse en la cocina “tostando” frixuelos de antroxu. Tras realizar el calentamiento pertinente y de dar los saludos de rigor a amigos y conocidos, empieza el infierno de los 21 kilómetros que nos quedan por delante.
Como es habitual me dispongo a seguir una de las liebres que la organización pone a disposición de los corredores, en este caso voy siguiendo la de 1:45, con lo que vuelvo al mismo error que la última media disputada, la liebre tiene el tiempo calculado y nos hace rodar por debajo de los 5 minutos/kilómetro con los que a los 5 kilómetros “miau”, y me deja atrás con lo que decido disfrutar y no mirar tiempos.
En el kilómetro 10 empieza lo peor de la mañana, una sobrecarga en los cuádriceps que sería mi compañera de viaje hasta al final, haciéndome poner pie a tierra hasta en 5 ocasiones. Veo que esta vez soy yo el cadáver que los demás corredores van recogiendo pero el fin es acabar y acabo matando y feliz.
Mismas senciones tuvo mi compañero Fran Castro "Franox" que acababa de salir de una lesión, así que mal día para los dos pero lo dicho, acabamos que no es poco.
Saludos amigos

Moraleja: escucha a tu cuerpo que es el que sabe abrir y cerrar gas para no lesionarte.

Texto: Carlo Hernández "Charly"
Fotos: Correr Asturias & Fotos de AJ