Escribo esta pequeña crónica siendo consciente que hoy comenzaba a escribirse una
gran historia en la que iba a tener la suerte de formar parte.
Los voluntarios y los rodadores,los grandes protagonistas, nos reunimos previamente
para ultimar detalles con Alejandro Campomanes, el artífice de este gran proyecto.
Conocer a los rodadores, poder dedicarles palabras de ánimo y saber que lo que íbamos
a hacer iba a ser muy importante, me hacía sentir emocionado y nervioso a la vez. Se
podía palpar en los voluntarios que allí estábamos reunidos una mezcla de
responsabilidad, nerviosismo y emoción por poder ser participes de esta gran iniciativa.
Una vez formados los equipos y uniformados con nuestro peto de "déjame tus piernas"
iniciamos el calentamiento con los rodadores. Allí tomamos el primer contacto con los
rodadores y sentimos lo que es formar equipo con una persona en una silla.
Llega el momento de acercarse hacia la salida donde nos dirigimos los voluntarios y
rodadores con los nervios a flor de piel.
Nos acercamos al final de la cola multicolor y la animada música, las palabras del ánimo
del speaker hacia los voluntarios y rodadores que allí nos encontramos, unidos al gran
ambiente que había, hacen que los ánimos estén a tope e incluso alguno se arranque a
bailar y ya estemos preparados para comenzar la aventura.
Llega el pistoletazo de salida y despúes de un par de minutos, arrancamos.
Salimos todos en grupo pero al final cada grupo va rodando a su propio ritmo. Nuestro
equipo, formado por Alejandro, Diana, Silvia, Pablo y yo arropamos a Enol, un joven
rodador de 19 años que participa por primera vez en una San Silvestre. Su rostro no
puede ocultar la emoción del momento que va demostrando durante toda la carrera y
alcanza su momento álgido cuando entramos en meta espoleados por el numeroso
público allí presente, después de unos cuarenta minutos de carrera por las principales
calles de Gijón. Disfrutamos de cada momento siendo conscientes que el gran
protagonista era Enol y que hoy nosotros éramos sus compañeros de carrera y las
personas que íbamos a ayudarle a cruzar la linea de meta.
Aunque no conseguimos entrar los seis rodadores juntos a meta debido a la gran cantidad
de gente que participaba ese día en la carrera, nos reunimos para hacer una emotiva foto
de grupo enfrente de la iglesia de San Pedro con lo que dábamos concluida la gran
jornada que habíamos vivido juntos. Acabo esta crónica felicitando a Fran, Enol, Iván,
Sergio, Iyán y Adrían. Os felicito por lo que habéis conseguido, pero no os conformeis, lo
que conseguisteis está muy bien pero no es nada comparado con lo que os queda por
hacer. Esto es sólo el comienzo de un proyecto ilusionante que está empezando a dar sus
primeros pasos. Gracias a todos los voluntarios que lo hicisteis posible, a las familias que
estáis ahí cada día y a todas las personas que nos mostraron su apoyo y ánimo durante la
carrera. Nos vemos en la próxima.
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Texto: Ismael Fernández
