El comienzo de esto fue el año pasado cuando Iván, me dijo la frase milagrosa que se le puede decir a cualquier asturiano “a que no hay huevos” a apuntarse a la maratón de la Transvulcania, y ya estábamos en el lio. Todo esto también es facilitado que él vive en La Palma y era fácil acoplarme en su casa.
Toda la temporada había sido enfocada hacia esta carrera como objetivo máximo, ya que me gusta mas comer cachopos y beber cervezas que correr, por que un cuerpo de 95 kg. no esta hecho para mucho más y menos si no acompañas con una dieta de las que no me gustan nada.
Fue una temporada de carreras y entrenamientos cada vez mas largos, lo que conlleva cada vez mas molestia físicas y alguna que otra lesión que se “cura” con cierta rapidez aunque no sea en su totalidad, algo que recomiendan todos los fisios, pero que se va a hacer, cabezón soy un rato largo.
Vamos al lio. Hacemos el viaje en avión que no me gusta nada, pero hasta La Palma esta complicado llegar de otra forma. Al día siguiente de llegar vamos a hacer un entreno suave Iván y yo para ver como es el terreno que me voy a encontrar. Veis como es Asturias? pues así no, todo lo contrario. Para ser canarias es verde pero comparado con el Paraíso es un secarral con senderos de polvo(tengo alergia a los ácaros), con un desnivel bastante llevadero, pero a una altura de 2.400 m., que lo hace mas complicado por la disminución del oxigeno. Aún con los contratiempos que había el entreno muy satisfactorio y mas diciendo Iván que la gente de la zona no subía más rápido de lo que habíamos hecho, llego satisfecho al final del entreno.
El día de la carrera nos levantamos temprano para ir a pillar la “guagua” que nos llevaba a la salida situada en el refugio del Pilar(1.500 m.), que a su vez es la meta de la media maratón. A nuestra llegada a la salida ya pasaban como aviones los primeros de la ultra, que compartía mucho recorrido con la maratón. Después de llevar un rato allí empezamos a tener frío, quien me lo iba a decir que estaría en canarias pasando frío, y decido salir con térmica y los maravillosos manguitos de los Xixón Runners(para otra vez a ver si hacéis tamaño paisano), y ya nos vamos colocando en la zona de salida con unas ganas increíbles de comenzar.
El recorrido empieza en una zona de rompe piernas con continuas subidas y bajadas, pero es bastante llevadero. Estos 7 kilómetros sirven de toma de contacto con el resto de corredores y para calentar las piernas. Después de este tramo empieza a ponerse para arriba, con algún que otro descanso, pero bastante llevadero, nada que ver con las cuestonas de Asturies. Vamos pasando varios avituallamientos, los cuales están muy bien organizados y los voluntarios hasta te llenaban los botes y las mochilas. Llegamos al último tramo de subida, que parte habíamos hecho esa misma semana, pero esta vez parecía que habían metido kilómetros por el medio, se hizo mas largo de lo esperado. Llegamos al avituallamiento principal situado en el Roque de Los Muchachos, al lado de uno de los telescopios más grandes y modernos del mundo(increíble). Me habían avisado que en esa parada íbamos a parar un rato para hidratarnos y alimentarnos bien para poder acabar con fuerzas, y que además cambiaríamos la camiseta, la cual nos había subido hasta allí el club Riverol Running al que pertenecía mi compañero de fatigas. Realizamos todo lo descrito alucinando con el mejor avituallamiento que pueda existir, que tenía barritas, geles y hasta platos de pasta. Después de todo esto empezamos la bajada con las piernas agarrotadas por el frio y por el rato que habíamos parado (Nota Personal: si se vuelve, no parar tanto).
Poco a poco vuelven a entonar las piernas, pero empieza el calvario, cuando iba muy bien de pulmones y piernas, las rocas empiezan a hacer estragos en la metatarsalgia (inflamación en las plantas de los pies donde comienzan los dedos) que llevo arrastrando 8 meses, lo que imaginaba y luego se hizo realidad, me iba a hacer sufrir mucho para llegar a meta. Fui bajando como podía, caminando en muchas ocasiones ya que no podía casi ni pisar, pero siempre empujado por los ánimos de Iván, sin el cual no hubiera acabado fijo. Cuando quedaban unos 4 km, y ya estaba has la p… de bajar decidí que tenía mas ganas de llegar que dolor en los pies y me “olvidé” de ello y bajamos bastante rápido la alucinante bajada hacia el puerto de Tazacorte que hace un zigzag viendo la playa y la meta durante casi 2 km. Cerca de la meta estábamos avisados de que la mujer de Iván, Esther, nos esperaba con sus hijas mellizas, Noa y Shia, para que el orgulloso padre entrara en meta con ellas. Allí recibimos el último avituallamiento y la medalla de finisher que te sienta como si te dieran una de oro de las olimpiadas.
De la carrera se puede sacar en positivo el haber conseguido el objetivo y haberlo hecho en todo momento con un gran amigo sabe mejor. La organización es increíble, con todos los detalles bien mirados, avituallamientos de 10, voluntarios volcados con el evento, muy amables y ayudando en todo momento, servicios sanitarios siempre pendientes en cada parada. Vamos una organización de 10. Pero como en todos los lados siempre hay un pero y en este caso es la distinción que hacen en el premio del finisher, ya que a los de la ultra les dan un polo, que no es por que sea mejor ni peor, si no que todo el mundo tiene que llevar el mismo trofeo, no saben bien el esfuerzo que tenemos que hacer todos y cada uno de los participantes para llegar al final, como para que te lo valoren de distinta manera. El toque negativo , que no tiene que ver con la organización del todo, es que la gente es bastante mal educada, metiendo los bastones para hacer adelantamientos, llevándolos hacia atrás para que no les adelantes, siendo peligrosos en varios momentos. Nos podíamos encontrar a personas indispuestas y ni siquiera les preguntaban como se encontraban. Sobres de geles, botellas, papeles, basura tirada por todos los lados, si ocurre en Asturias quitan el trail de por vida. La verdad en este tipo de cosas hay mucho mejor ambiente en Asturias, pero es lo que tiene que este tan masificado.
Para finalizar, quiero agradecer a Riverol Running por el trato y las ayudas que me dieron sin estar en su club, a Esther, Noa y Shia, por aguantarme, que sé que no es fácil, y si no que le pregunten a mi mujer, y sobre todo a Iván, que una vez más demostró lo gran amigo y persona que es, que por más que le insistí que tirara no me dejó en ningún momento.
Esto último es para que no me riña Bergés, ganó la ultra Luis Alberto Hernando, la maratón no tengo ni idea, sé que yo no.
P.D.: Quiero agradecer a los XXXXXXX de iberia (que cada uno ponga el calificativo que quiera)el dejarnos tirados un día entero en el aeropuerto dela Palma sin ningún tipo de explicación. Un nuevo éxito más de las compañías aéreas.
Texto: Samuel Gurriato
Fotos: © Samuel Gurriato
