El pasado 6 de junio un nutrido grupo de corredores de Xixón Runners-XELL nos dirigimos a una nueva prueba, en este caso de trail que, para algunos, era su primera experiencia en el terreno.
Por indicación de uno de los más veteranos nos dirigimos bien temprano hacia Coto Bello, una antigua mina a cielo abierto por la que transcurre el trazado del Coto Bello Trail. “Hora y media tardamos” nos repitió una y otra vez y tras madrugar y salir de Xixón a las 8:15, a las 9:05 estábamos en lo alto de la cima Chechu Rubiera viendo como ponían a asar el cordero a la estaca y con más de una hora de espera para que empezase la prueba.
En ese tiempo recogimos dorsales, le echamos un vistazo al “bar” y disfrutamos de las vistas.
A las 10:30 comenzó la carrera y los Xixón Runners-XELL hicimos un grupo para afrontar los dos primeros kilómetros de bajada para después llegar al bosque donde empezó la subida y los tapones. Hay comenzó a desmembrarse el grupo quedando divididos en dos grupos formados por Checa, Isma y David (yo) el primero y Raúl, Sergio y Campomanes el segundo. Entre ríos, árboles, barro, subida, más barro y algún que otro resbalón solventado con ayuda del IS, transcurrieron los kilómetros más duros hasta que llegamos a la parte más alta de la carrera, en la que pudimos disfrutar de unas de las mejores vistas que recuerdo. Para ese momento Checa ya nos había dejado atrás.
Comenzamos después el descenso para llegar al avituallamiento de bebida isotónica y gominolas, un subidón de azúcar era la cuenta para comenzar el descenso con ganas y cuidado, porque mis playeros no eran los adecuados para estas pruebas y los resbalones aparecieron una y otra vez. Isma y un servidor empezamos a bajar como motos y a recuperar, adelantando a más de uno que nos había pasado en la subida y que ya iba bajo de fuerzas. Nosotros apretamos los dientes y fuimos hacia adelante para coronar “la antena”, previo susto por un trapiés de Isma, el último de los repechos.
A partir de ahí otra vez bajada, más velocidad y más felicidad porque ya se veía la meta a lo lejos y lo que es mejor, se olía el “corderu a la estaca” que íbamos a comer después de la carrera. Ese plus de motivación nos hizo esprintar al final para acabar los 12 kilómetros en 1:36:15 y entrar los dos en la meta y recibir ese “bollu preñáu” que sirvió para recargar fuerzas. Anteriormente había entrado Checa a 1:34:10 y Sergio, Raúl y Campomanes entrarían juntos llegando casi a las dos horas y con el aviso del "speaker" al xabalí jefe para que tuviese cuidado con la cinta cubrecables y no hubiese un percance :).
Una carrera de 10 (como el corderu) en la que además de disfrutar el paisaje, se conversó y se hizo algún que otro amigo en la marcha, una de las características de este tipo de carreras. Gracias a "Miel et Cannelle" por las bolitas de energía. ¡¡Hasta la próxima!!
Texto: David Fernández
Fotos: © Xixón Runners
